Vivir con entusiasmo es posible

 

Aunque pueda parecer falaz, la vida se puede vivir con entusiasmo. Esto no implica ignorar las luchas cotidianas o los reveses de la vida. Sólo saberlos encajar y mirar hacia el futuro sin tirar la toalla. Se trata de aceptar lo que consideramos injusto. De ser conscientes de que no todo puede estar bajo nuestro control. Encarar cada día con entusiasmo nos hace bien a nosotros pero también a los que nos rodean.



Y la resiliencia tiene mucho que ver en esto. No todos tenemos la misma capacidad para superar las circunstancias adversas pero ésta puede entrenarse.

 

Un ejemplo es el de Desireé Vila, la joven que pasó de ser gimnasta acrobática a atleta porque una negligencia médica le costó la amputación de su pierna. Con solo 16 años su vida cambió totalmente. Se preparaba para el campeonato europeo de gimnasia acrobática cuando durante un entrenamiento sufrió una lesión que acabaría por arrebatarle todos sus sueños. Desireé no se resignó y decidió volver al deporte para superar aquel traumático momento. Su voluntad, capacidad de superación y confianza en sí misma la volvieron a poner en pie. Ahora se prepara para participar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Incluso se ha convertido en imagen de una conocida marca de juguetes para que su experiencia sirva de ejemplo a muchos niños y niñas. Esta joven de 21 años tiene claro que, pese a la adversidad, hay que darle la vuelta a la situación para buscar soluciones.

 

Energía positiva y entusiasmo

 

Este puede ser un buen punto de partida para cargarnos de energía positiva. Cuando se conoce la desdicha de otros y su ejemplo, vemos nuestra realidad desde otra perspectiva sin que esto implique engañarnos.

 

Vivir con entusiasmo comporta ser positivo. Y, aunque no siempre resulta fácil, es necesario tomar distancia. Convencernos de que, aunque no podemos cambiar todas las situaciones, la mejor alternativa es analizarlas para tomar impulso, y salir de nuevo reforzados. Cuando aparecen los problemas, debemos intentar solucionarlos cuanto antes y no posponer su resolución. De lo contrario, ese contratiempo se apoderará de nuestros pensamientos y acabará por agotarnos.

 

La premisa número uno para actuar de forma enérgica es actuar de forma feliz. Dale Carnegie siempre recordó que “la felicidad no depende de condiciones externas, depende de condiciones internas”. Por ello hay que estar predispuesto a buscarla.

 

Es necesario llenar nuestros pensamientos de valores positivos como la esperanza, la salud o la paz. No cabe invertir tiempo en lamentar la ingratitud de los demás, lo mal que pensamos que nos han tratado para guardar el recelo y a la mínima devolver nuestro malestar. La venganza no nos conduce a la serenidad y el bienestar.

 

Gestionar los fracasos

 

En cada situación que vivimos es bueno buscar el lado positivo. Cuando no sentimos fracasados tenemos que aprender del error para estar convencidos de que haremos un nuevo intento y mejor. Es primordial saber gestionar los fracasos con la intención de ver más soluciones que problemas.

 

Esta forma de actuar está relacionada con  una de las reglas de oro de Dale Carnegie: “No critique, no condene, no se queje”. Entrar en el círculo de la queja y la negatividad no ayuda. Así que, si estamos rodeados de personas que se pasan el día corrigiendo a los demás y resaltando sus errores, es mejor salir del círculo de forma educada y sin caer en su misma actitud.

Tanto en el ámbito personal como en el profesional resulta imprescindible para vivir con entusiasmo poner pasión en aquello que se hace. Hay que dedicar tiempo a lo que nos gusta y si podemos desarrollar nuestra carrera profesional en un ámbito que nos satisface todo será también más fácil.

 

El entusiasmo se contagia

 

Somos conscientes de que a veces nos vence el pesar. Por ello es necesario aplicar una buena dosis de valentía, plantearnos nuevos retos y visualizar nuestros éxitos. El reto se presenta como una nueva oportunidad. Salir de nuestra zona más cómoda constituye un impulso para sentirnos vivos y capaces, cargados de energía.

 

Tras colocarnos en la línea de salida para alcanzar nuestras metas de forma entusiasta, necesitaremos que aquellos que nos acompañan en el camino lo hagan con la misma actitud. Así compartiremos objetivos y sintonizaremos en nuestra forma de alcanzarlos. En el ámbito laboral, como en el conjunto de entornos en los que nos movemos, es básico mantener alto el ánimo porque el entusiasmo se contagia.

Si pensamos cómo conseguirlo no hay grandes secretos. Sólo tenemos que estar convencidos de que hay cosas sencillas que nos cambian a nosotros y al resto. Por ejemplo sonreír, saludar, interesarse por los demás, transmitirles la importancia de todo aquello que hacen y ser agradecidos.

 

Cuanto más lo practiquemos más nos costará caer en el desánimo porque acabaremos por interiorizar esta forma de actuar. Llegará un momento en que ni siquiera nos plantearemos, al acabar el día, si hemos podido o no desprendernos de las actitudes que nos perjudican.

En las relaciones interpersonales, para ganar la confianza de otras personas, es de suma importancia saber escuchar sin juzgar. Eso implica aceptarnos a nosotros mismos y a los demás. Se trata de acompañar al otro, y que sepa que estamos a su lado, dispuestos a ayudarle.

Aunque muchas veces se pasa por alto no debemos olvidar nuestra salud física. Encontrarnos bien también se refleja en nuestro ánimo. Así que lo primero que hay que hacer es velar por un buen descanso. Procurar una buena higiene del sueño y dormir suficientes horas será básico para despertarnos con mejor humor y con ganas para empezar un nuevo día. El malestar físico nos lleva a mostrarnos irascibles, cansados y desanimados.

 

Por último, aunque se pueda interpretar como una frivolidad, nuestra imagen también acaba por influir en nuestro estado de ánimo. Vernos bien nos hace sentir seguros y contentos. De esta forma sumamos, asimismo, el porcentaje de energía positiva que no recarga para seguir adelante con entusiasmo y pasión por todo aquello que nos toca vivir.

 

Dale Carnegie te acompaña

Conseguirlo es posible. Sólo hay que entrenar estas habilidades. Si tienes interés en mejorar tu actitud ante la vida nosotros te ayudamos. Sólo tienes que contactar con nosotros. Será un placer explicarte cómo.